La fiesta es un tributo a los cerros Huayna Roque y Calvario, y se inicia al alba del día 20 de enero, con la colocación, sobre astas muy altas, de cuatro banderas peruanas portadas por los bandereros, formando así un cuadrilátero en la cima de los mencionados cerros. Este acto es un llamado a la comunidad a participar en la fiesta. En el pueblo se reúnen las autoridades rurales, haciéndose la transferencia de mando del cargo de Teniente, entregando el cesante su vara como insignia de autoridad al Teniente entrante; este acto es celebrado con reparto de licor entre las autoridades y los asistentes al evento. La Qashwa de la fiesta de San Sebastián en Juliaca es bailada por los miembros de la mayordomía encargada de la organización de esta fiesta, cuyos cargos principales son la pareja de Capitanes y sus Directivos. El cuerpo principal de danza qashwa está conformado por dos grupos: los Machuaychas ("carne vieja"), que bailan en el cerro Huayna Roque, y los Chiñipilcos ("pequeños" o "de baja estatura"), que hacen lo mismo en el cerro El Calvario, celebrando paralelamente la fiesta de San Sebastián. Cada conjunto se reúne en el pueblo con las autoridades de la fiesta, el capitán y la capitana, y con los directivos, recorriendo conjuntamente las principales calles del pueblo, invitando a los vecinos a participar en la subida al cerro para hacer el challachi o pago a la Pachamama, en que los participantes escogen las mejores hojas de coca o kintu que se colocan en el luminario o kecha, junto con otras ofrendas, como alcohol o licor (pisco, vino), sebo de llama y flores. Se inicia así el qosnichi, ritual para la reproducción de diversos alimentos. En la cima del Huayna Roque está emplazada una cruz de madera, decorada según el modelo andino colonial, detrás de esta cruz existe actualmente una gran imagen de Cristo, llamada el Cristo Blanco (inspirada en el modelo del Cristo del Corcovado de Río de Janeiro, Brasil): las ofrendas son colocadas a los pies de la cruz y de la figura del Cristo. Terminada la ceremonia, los coheteros anuncian el inicio del baile, después se baja a las faldas del cerro a realizar la merienda; se consumen los productos locales sobre una hilera de unos quince metros formada por los mantos femeninos o

lliqllas, y los Machuaychas y Chiñipilcos, proceden a ejecutar la danza Qashwa acompañados de sus conjuntos musicales, conformados por pinkillos, toqoros, bombos, tambores y platillos. La danza Qashwa desarrolla una serie de figuras, llamadas caracol o muyucunacuy (figura formada por una hilera de parejas cogidas mano a mano), (arco formado por las parejas que se toman de las manos alzadas, bajo la cual pasarán las parejas agachadas), kenko (los bailarines cogidos de la mano forman una hilera de arcos lado a lado, pasando el capitán por cada arco), simpanacuy (las parejas alineadas frente a frente, se encuentran alternadamente en el centro de espacio) y pu¡to (similar al anterior, sólo que los bailarines que se encuentran al medio vienen de los extremos opuestos de ambas filas en sentido diagonal). Finalmente, los bailarines forman una rueda, con los varones palmeando al ritmo de la música y las mujeres girando y haciendo ver sus amplias y coloridas polleras. Cada paso cuenta con su propia tonada. El canto que acompaña la Qashwa está relacionado al enamoramiento y es entonado por las mujeres, y respondido por los hombres con la frase ¡wipha rosas! Esta danza dura hasta las cinco de la tarde; al terminar la celebración se baja al pueblo, recorriendo las calles principales hasta llegar a la plaza principal Primero de Mayo, donde los participantes se despedirán hasta el año siguiente. Los dos grupos que participan en la qashwa de San Sebastián
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